martes, 3 de julio de 2018

Batiscafo / Palimpsestos apócrifos*



Vine al Nautilius porque me dijeron que acá estaba mi padre, un tal Ulises. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que lo buscaría. Ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo. "No dejes de ir a buscarlo -me recomendó. Se hace llamar Odiseo y también Rey de Ítaca". No pude hacer otra cosa sino decirle que así lo haría, y de tanto decírselo se lo seguí diciendo aun después de que a mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas.

El Capitán Nemo talla discreto los dedos sobre la mesa, atento a la voz de Telémaco. Al fondo del submarino se escucha el chillido de un cerdo a punto de ser sacrificado. Es un animal hermoso, grande y fuerte, aunque no lo suficiente para impedir que el feroz cocinero prepare con él un festín que promete ser pantagruélico. A Nemo le obsesiona el largo y filoso cuerno del extraordinario Leviatán, lo desea sobremanera porque le urge aliviar la melancolía que ha hecho de él un ser desgraciado. El hijo de Penélope, excelente arquero, bien podría aprender a lanzar arpones, y ayudar  a cazar al escurridizo cerdo marino.


El olor del puerco asado inunda el camarote donde Telémaco descansa de la agotadora travesía en busca de su padre. Se suma a la tripulación que se reparte a lo pirata solomillo, sesos, panceta, rabo, piernas, pecho, trompa y orejas. Beben, comen y cantan hasta el hartazgo mientras el Capitán se deleita escuchando la música del fonógrafo.


Al calor de los tragos, Nemo confiesa saber el paradero del mítico rey de Ítaca, pero antes hace jurar al hijo de Penélope ayudarle a capturar al Nerval. El joven acepta al tiempo que devora el resto del costillar. El pirata deja de lado la melancolía y alarga el instante de la confesión mientras Telémaco se relame los dedos, satisfecho de la tremenda comilona. Entonces el Capitán Nemo levanta ufano las oscuras cejas, se aclara la garganta y presume que la misma Calipso en persona fue quien le entregó al entrañable héroe, transformado en un suculento cerdo, el mismo que han devorado esa noche hasta los huesos.
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*Palimpsestos apócrifos (escritos que conservan huellas de un manuscrito anterior: hipertextualización impune e irresponsable) ejercicios de estilo que son responsabilidad mía de principio a fin, incluidos los pecados. Gracias.

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